FETTE PARTY, BIKES UND BOARDS
_____________Version español abajo!
Zum vierten Mal fand letztes Wochenende das Motorbeach Festival am einmaligen Strand von La Espasa in Asturien im Norden Spaniens statt. Der Ort könnte nicht perfekter gewählt sein, liegt das Areal auf einer Wiese direkt am Meer. Hier, wo die Nordroute des Jakobsweges vorbeiführt, kreuzen sich die Wege der Pilger mit denen der Biker und Surfer. Es kommen tausende Besucher aus ganz Europa, gecampt wird im Zelt oder Wohnmobil und geboten wird ein volles Programm über vier Tage. Im Mittelpunkt stehen natürlich die Motorräder, speziell die Custom Bikes und Cafe Racer, aber auch mal ein getuntes Moped oder Bonanza Fahrrad. In der „Wall of Death“, einer Art von riesigem Holzbeplanktem Zylinder, zeigen einige Verrückte ein einzigartiges Spektakel. Sie fahren mit dem Motorrad an den Wänden, teilweise freihändig oder im Sitzen! Der glatte Waaahnnsinn!
Die ausgestellten Surfer Cars versetzen einen in das Kalifornien der 50er Jahre zurück und cruisen immer mal wieder über das Gelände. Dabei sind nicht nur Amis oder VW Bus und Käfer, sondern auch ein schicker Renault 4. Während man über das weiträumige Areal schlendern kann, vorbei an den Food-Trucks mit italienischem, thailändischem, indischen oder amerikanischem Essen und Ständen mit Klamotten, Helmen, Tanks und allemmöglichen Zubehör, verdingen sich die Wellenreiter am Strand und einige stellen sich den Wettbewerb beim „Single Fin & Logger“ Contest, andere surfen einfach nur in den Sonnenuntergang. Die Konzerte starten am Abend und gehen bis in den frühen Morgen. Aber Ruhe kehrt noch lange nicht ein, denn irgendwo röhrt noch immer ein Motor und um 11 Uhr öffnet das Gelände wieder für die neuen Partygäste. Jung und Alt, Rocker und Hipster mit Kindern oder Hunden, alle kommen um bei der fetten Benzin-Party dabei zu sein oder einfach nur zu chillen.
Die Atmosphäre hier in der Bucht am Nordzipfel Spaniens ist wirklich einzigartig. Auf der einen Seite die wolkenverhangenen Berge des kantabrischen Gebirges und auf der anderen der sich im Laufe der Gezeiten immer wieder wandelnde Strand. Ideal, um die Leidenschaft für Motoren, das Meer und Rock Musik mit Freunden zu teilen.
_______________________________________________________________________
Version español:
El fin de semana pasado, en una bonita playa asturiana llamada La Espasa, en el norte de España, tuvo lugar la cuarta edición del Festival Motorbeach. La elección del sitio, una explanada al lado del mar donde la marea en algún momento del día cubre toda la arena, es un gran acierto. Serpentea también parte del Camino de Santiago desde donde mochileros de diversas procedencias miraban átonitos el crisol de colores que formaban las tiendas de campaña, las furgonetas y campers que desde el jueves empezaron a llegar. Detrás los imponentes Picos de Europa que estuvieron cubiertos, los dos primeros días, de nubes las cuales parecieran que también quisieran bailar al ritmo de bandas como “Dr Feel Good”, “The God Fathers” o de Nash DJ. Cuatro días, donde personas llegadas de muchas partes de Europa han disfrutado de un completo programa, donde las “Custom Bikes” y “Cafe Racers” han tenido el protagonismo. Se pudo asistir a un espectáculo único: “El muro de la muerte”, una especie de cilindro de madera gigante donde con gran carisma, pasión y cierta dosis de locura dos motoristas subían y bajaban por las paredes verticales. Haciendo alarde de su gran habilidad para controlar unas motos, que daban vueltas en el interior del cilindro, los motoristas llegaron a sentarse de lado o a soltar las manos del manillar, quitando la respiración a los asombrados y maravillados espectadores.
Los coches de los surferos llevaron al público a la California de los años 50. No son sólo los automóviles americanos eran los que hacian retrotraerse a esa época, también los escarabajos o un Renault 4 de color verde. Gente con cazadoras de cuero, barbas hipsters, familias con niños pequeños, mayores con la aventura trazada en las arrugas de su rostro y tipos variados de perros se pasearon entre “Foodtrucks” donde comida italiana, india o thai hacian las delicias de muchos paladares. También curiosearon entre puestos de ropa, cascos, accesorios de todo tipo o se pararon a preguntar sobre la iniciativa de hacer en moto el recorrido de Vigo a Atenas, recaudando fondos para un proyecto de ayuda a los refugiados. Mientras se admiran las motos, se compran camisetas o se prueban guantes, a pocos metros, los surfistas juegan con las olas. Algunos participan en el concurso de “Single Fin & Logger”, los hay que estarán en el agua hasta la caida del sol.
Los conciertos se suceden hasta la madrugada y una vez que terminan el silencio no se hace con el lugar, sino el rugido de algunos motores o la música que desde alguna camper o tienda continua sonando. A las 11 de la mañana de nuevo se abren las puertas para disfrutar de otro dia de MotorBeach.
El festival tiene la magia del olor a gasolina y el ritmo de Rock Un ambiente único para encontrase con viejos amigos, brindar con unas cervezas y compartir la pasión por el motor.
Motorbeach
Text und Fotos: Susana de Val & Markus Haub